Para entender el origen del idioma francés como idioma hay que ahondar en la historia y las razones políticas para conocer su evolución. La aparición de la imprenta y la figura del traductor tienen un papel relevante en el uso de esta lengua.
La historia del origen del idioma francés
Al finalizar las guerras de las Galias, algunos de los territorios del Rin pasaron a ser provincias romanas. Por lo tanto, el latín convivió con el galo, un idioma de origen celta que no se usaba a la hora de escribir.
Existía un gran número de francos integrados en los ejércitos romanos durante el siglo IV. Clovis, su primer rey, fue el líder que decidió unificar los pueblos gracias al apoyo de las familias galorrománicas. Para tal fin, adoptó la lengua y su religión católica.
Después del Concilio de Tours en el año 813, el emperador Carlo Magno impuso los dialectos locales, y no sería hasta tres décadas después cuando nace el auténtico idioma. De hecho, en los juramentos de Estrasburgo se marca la aparición de esta lengua, al igual que del idioma alemán, con la presencia de un testigo.
El francés antiguo tenía una gran influencia germánica muy marcada con la nasalización y el uso de dígrafos en ciertas palabras. El latín continuó siendo el imperante en el sistema religioso, educativo y también en la legislación.
A finales del siglo XI, los trovadores empezaron a entonar sus poemas en los diversos dialectos del país. Por ejemplo, el Cantar de Roland es uno de los más emblemáticos de la literatura de la época.
Durante el siglo XII, la lengua de oíl pasó a ser un instrumento de poder y un factor muy importante para la reunificación del reino. Cabe destacar que en el inicio de la Revolución Francesa solo una cuarta parte de la población hablaba el francés puro, ya que el resto solo lo hacía en lenguas de carácter regional.
Poco antes, durante el siglo XV, se asiste a los inicios del Renacimiento italiano y aparece la imprenta. La figura de Gutenberg es de especial relevancia porque posibilita la divulgación rápida del conocimiento y la edición de muchas obras características por la lengua en la que se publicaban. En este escenario, la figura del traductor empieza a tener especial relevancia.
La Ordenanza de Villers-Cotterêts de 1539 dio primacía a este idioma en las cuestiones relativas al derecho y la administración. Mientras tanto, se iban planteando diversas hipótesis para dar legitimidad a esta lengua. En este caso, Joachim Du Bellay publicó Défense et illustration de la langue française en el año 1549 en clara defensa de esta lengua.
La presencia de este idioma en los diferentes países
La lengua francesa está repleta de paradojas si se tiene en cuenta su identidad. Francia es un país que ha luchado por conseguir su unidad, a pesar de su gran diversidad. En los territorios franceses de ultramar se habla junto con el créole, por ejemplo. No obstante, también se usa en otros países como Estados Unidos, Bélgica, Canadá o Haití.
Es oficial en Bélgica y mantiene su presencia en países como Suiza, donde el 29 % de la población lo habla. Por ejemplo, en Mónaco es oficial tras la aprobación de la Constitución en el año 1962.
Incluso, la Organización Internacional de la Francofonía indica que este idioma se convertiría en el tercero con mayor número de hablantes en el mundo. Aunque, la principal variación de dialectos se encuentra en Europa y se usaron desde el siglo IX.
En definitiva, el francés es muy rico en matices y las traducciones profesionales al francés, tanto hablada como escrita, debe estar en manos de profesionales titulados o nativos que trabajen en agencias de traducción online cualificadas, ya que es una de las 24 lenguas oficiales de la Unión Europea.
Traductora profesional y Gerente de Online Traductores desde hace más de 13 años. Trabajo para lograr que las empresas puedan internacionalizarse sin barreras ni obstáculos idiomáticos.