Los totales alcanzan casi los 7 millones de toneladas (6.971.473) con un valor en metálico de 6.738 millones de euros, según datos suministrados por la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (FEPEX).
El organismo señaló que no todos los productos exportados mantuvieron el mismo comportamiento y que la variación en las cifras continúa siendo dependiente de las ventas en los mercados comunitarios, los cuales representan el 93,72% del total, pero también considera que la contribución de nuevos mercados no europeos, ha realizado un interesante aporte a los números positivos en ésta parte del año.
Las cifras confirman los pronósticos de crecimiento que se habían realizado para ésta parte del año, y las perspectivas son alentadoras. En un contexto de crecimiento en general de las exportaciones, el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, ha asegurado que la economía española será capaz de mantener el ritmo exportador y pronostica cifras récord para el final de 2015.
El único problema en el horizonte para los exportadores de frutas y hortalizas es la relación con Rusia, lo cual ha afectado de manera negativa a las exportaciones de éste sector. El Secretario García-Legaz se refirió también al impacto positivo que tuvieron tanto la depreciación del euro en los últimos meses, como la caída de los precios del petróleo.
A la hora de lanzarse al negocio de las exportaciones, deben tenerse en cuenta diversas variables. El buen momento de un sector particular es muy importante pero no es lo único: la legislación y las regulaciones impositivas son algunas de esas variables, pero en el caso de la comunidad europea se suma otro: la barrera idiomática.
Uno de los países que presenta mayores oportunidades para la colocación de frutas y hortalizas desde España, es Francia. Los franceses forman parte del grupo de países que mayores volúmenes de frutas y hortalizas importan desde España.
Un exportador español de frutas y hortalizas no puede darse el lujo de evitar relaciones con otros países por la barrera idiomática. El caso de Francia, que por su proximidad territorial y por compartir una gastronomía similar representa una gran oportunidad que los exportadores no pueden dejar pasar.
La barrera idiomática puede representar un obstáculo para aquellos interesados en involucrarse en la exportación de productos.
La diversidad de idiomas que caracteriza a la comunidad europea hace necesario tomar medidas para enfrentar esas barreras. Contar con personal políglota en la empresa es necesario, pero es imposible abarcar todos los idiomas europeos y mucho menos a un nivel nativo, por lo que necesitaremos los servicios de una empresa de traducción para asistir al exportador a la hora de comunicarse con los compradores, tanto en su material publicitario, técnico o jurídico, como en llamadas telefónicas.
La planificación de actividades exportadoras, por lo tanto, debe tener en cuenta no sólo la legislación y las perspectivas del mercado, sino también un plan de comunicación que permita que los productos o servicios exportados estén perfectamente adaptados al mercado de destino.
De ésta manera, el exportador de frutas y hortalizas españolas podrá aprovechar el buen momento que atraviesa el sector.
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