Cuando hablamos de exportación de queso español, es un terreno de sobra conocido para muchos empresarios. Por aportar algunos datos, la denominación de origen Queso Manchego (probablemente una de las más conocidas en el extranjero) destina casi el 60% de su producción a la exportación, llegando a 34 países de todo el mundo. Unas cifras, por lo tanto, nada despreciables.
La D.O. Queso Manchego elabora más de doce millones de kilogramos al año, dando trabajo a más de 5.000 familias. El principal destino de exportación de queso manchego es Estados Unidos, que acapara casi la mitad de las exportaciones de este producto. Le siguen, por orden, Alemania, Reino Unido y Francia, sumando entre los cuatro países citados casi el 80% de la exportación total de esta denominación de origen. Más allá del ejemplo del queso manchego, existen un total de 26 denominaciones de origen para los quesos españoles, cada una de ellas con diferente volumen de exportación al extranjero.
En cuanto a factores a tener en cuenta en la exportación de queso, lógicamente dependerá del destino del producto. Si hablamos de EEUU, por ejemplo, es necesario saber que, salvo para los quesos de leche exclusivamente ovina, existen unos cupos de importación que limitan la cantidad de queso que puede introducirse anualmente en el país, además de fuertes controles sanitarios al tratarse de un producto lácteo. También es importante saber que para obtener la licencia de importación a Estados Unidos se tiene muy en cuenta el historial importador previo, por lo que en muchas ocasiones lo más interesante es encontrar un socio adecuado dentro del país, en lugar de adentrarnos en solitario en el mercado.
Por supuesto no podemos dejar de lado las normas de etiquetado. En China es obligatorio que el embalaje de un producto alimentario esté realizado completamente en chino, por lo que no sirve añadir una etiqueta al embalaje original con la traducción al chino de las características del producto. Además, pueden incluirse mensajes o aclaraciones en idiomas extranjeros o de minorías chinas, pero ninguno de ellos podrá superar en tamaño de letra al mensaje en los idiogramas chinos simplificados.
Como hemos visto, el mundo de la exportación de queso reviste muchas complejidades, pues además de las habituales normas aduaneras y de etiquetado (idioma, información exigida, etc.), también hemos de tener en cuenta otros aspectos sanitarios concretos, exclusivos de los productos lácteos y, más concretamente aún, de los lácteos de origen bovino. Sin embargo no por ello la exportación de queso deja de ser una opción muy interesante. Como veíamos al principio del artículo, su volumen de negocio no es en absoluto despreciable.
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