Toda empresa de traducción tiene algunos referentes. Este sector tiene un amplio recorrido histórico, ya que siempre se ha necesitado de personas que conocieran otras lenguas. Comunicarse es un acto intrínsecamente humano y es de gran utilidad a la hora de salvar distancias tanto entre personas como reinos o países. En esta entrada se habla de la figura de Enrique Garcés.
¿Quién fue Enrique Garcés?
Enrique Garcés nación en Oporto (Portugal) en 1522-1525 y murió en Madrid entre 1593 y 1596. Fue una persona polifacética, ya que se dedicó a la minería, fue inventor, arbitrista, poeta y traductor. La relación de Garcés con la traducción empezó a fraguarse durante se juventud.
En 1545 se dirigió con su hermano a las Indias, algo bastante común en la época. Tras casi una década de trabajar como comerciante, preparó un viaje de vuelta a Europa con la intención de importar diferentes productos. Sin embargo, estos planes se frustraron, por suerte para el mundo de la traducción. Al poco, cuando vivía en Guayaquil (ciudad de Ecuador), trabajó como encuadernador de libros y poco después ya se dedicaba a diversos negocios con librerías.
Este fue el comienzo de su relación con la cultura y los libros. En la década de los 80 del siglo XVI se convirtió en una de las figuras eminentes y claves para la transmisión de la cultura humanista hacia las Indias. También fue escritor y poeta, de tanta calidad que el mismo Cervantes lo nombra y elogia en su Canto de Calíope.
Obra como traductor
La principal labor como traductor de Enrique Garcés se centró en las obras de Petrarca. El poeta y filólogo del siglo XIV fue capital para el desarrollo del Renacimiento y del Humanismo. Garcés contribuyó a la difusión de las obras del italiano por Europa, América, Asia y África.
Se encargo de la traducción al castellano de Los sonetos y canciones de Petrarca, De reino y de la institución del que ha de Reynar de Francisco Patricio y Los lusiadas de Camoens. Allí donde hubiera un español con pasión por la cultura estaban las traducciones de Garcés para suplir esta necesidad. De hecho, los sonetos fueron la primera obra de Petrarca en llegar a América latina.
Pese a que su lengua materna era el portugués, ya en su época logró alabanzas por su labor como traductor. Esta destacaba por su elegancia y sonoridad; el propio Garcés afirmaba que le había dedicado bastante tiempo y esfuerzo.
Sin embargo, pese a la labor realizada, también se granjeó algunas críticas. Otros traductores del momento, como fueron Diego Dávalos y Figueroa o Manuel de Faria y Sousa, le acusaban de modificar el contenido del texto original y no realizar una traducción fiel. En el siglo XVI se realizaban traducciones orientadas a mantener la idea original, pero con una cierta libertad en las formas.
También hay que agradecer a la difusión de la imprenta la propagación tanto de la obra de Petrarca como de las traducciones de Garcés. Sin este invento se hubiera tardado más tiempo y los textos no hubieran llegado a tantas personas en casi todos los continentes. Así, el esfuerzo de un solo individuo y los avances de la época permitieron a las ideas humanistas llegar más lejos, con todas las mejores sociales que estas consiguieron a lo largo del tiempo.
Servicios de traducción
En definitiva, toda empresa de traducción debe a estos precedentes la labor que realiza en la actualidad. Son el último eslabón de una larga cadena de individuos que tradujeron todo tipo de textos. Así, la cultura humana ha podido enriquecerse con aportaciones provenientes de todo tipo de civilizaciones y naciones.
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Traductora profesional y Gerente de Online Traductores desde hace más de 13 años. Trabajo para lograr que las empresas puedan internacionalizarse sin barreras ni obstáculos idiomáticos.